“El saber no ocupa lugar”. Es muy posible que hayas escuchado esta frase, te diré que no es cierta, el saber sí ocupa lugar y por eso aprendemos cosas y al poco tiempo las olvidamos.
Hermann Ebbinghaus fue un psicólogo alemán del siglo XIX que estudio el ritmo al que olvidamos aquello que aprendemos. A él se le atribuye el concepto de la “Curva del olvido“. Descubrió que la memoria se desvanece en el tiempo de manera no lineal, sino exponencial y lo hace siguiendo unas pautas muy concretas. La “Curva del olvido” tiene las siguientes características:
- Declive rápido inicial: inmediatamente después de aprender nueva información, se produce un rápido descenso en la retención. Según los estudios de Ebbinghaus, aproximadamente el 50% de la información se olvida en la primera hora.
- Reducción gradual del olvido: después del declive inicial, la tasa de olvido disminuye significativamente, pero lo hace a un ritmo mucho más lento.
- Estabilización: con el paso del tiempo, la cantidad de información recordada se estabiliza. La información que persiste después de este periodo tiene una alta probabilidad de ser retenida a largo plazo.
Permite que te muestre una gráfica que lo refleja.
Fuente. Internet.
¿Qué factores hacen que olvidemos con más o menos rapidez aquello que aprendemos?
La rapidez con la que olvidamos información puede verse influida por diversos factores:
- El significado que la información tiene para nosotros, cuando asignamos a la información un significado, la estamos relacionado con otros conocimientos previos, la asociamos como algo importante y esa relación hace que se recuerde durante más tiempo. Por el contrario, si son datos arbitrarios o sin sentido, nuestro cerebro no los prestará atención.
- La complejidad de la información que recibimos, es otro de los factores claves en el olvido, ya que necesitamos encontrar formas de descomponer la información en fragmentos más pequeños que podamos recodar. Por ello, el método de aprendizaje y la forma en la que es expuesta tiene un papel muy importante a la hora de recodar. Si la información está bien estructurada, con una lógica y un hilo conductor, será más sencillo de recodar. También ayuda a recordar el disponer de una base sólida de conocimiento previo.
- La forma en que la información es expuesta, tiene un papel fundamental en el recuerdo, si la persona que la comunica utiliza un lenguaje claro, sencillo, confiado y directo, hace que la audiencia reciba la información con claridad, confíe en el mensaje, le dote de más valor, y, por lo tanto, tienda a retenerlo más. Si la información se repite varias veces, se logrará que la información se fije y se recuerde mejor. Igualmente, el uso del storytelling, en el que hay un principio, un desarrollo y un desenlace, hace que sea más probable el recuerdo, porque le asigna un significado mayor al aprendizaje.
- Las condiciones físicas y emocionales que se dan durante el aprendizaje son un factor importante para determinar el recuerdo o el olvido. Una situación de estrés, apatía o falta de sueño, harán que la capacidad de retención sea menor y el olvido mayor.
- La revisión periódica y el repaso activo, evitan que la información se pierda. Plantearse planes de acción con actividades a realizar en las próximas 24 horas ayudan a mantener la información en la memoria a largo plazo más tiempo, porque se integra en las rutinas del día a día.
Relacionado con la “Curva del olvido”, está el concepto de la “intensidad del recuerdo” que indica cuanto se mantiene un contenido en nuestra memoria. Cuanto más intenso sea el recuerdo, más tiempo está ese aprendizaje en nuestra memoria.
¿Cómo podemos retener los aprendizajes y esquivar la “Curva del olvido”?
Teniendo en cuenta la “Curva del olvido“, la “intensidad del recuerdo” y que el número de pensamientos que tenemos cada día es en torno a los 60.000, siendo el 95% de ellos son involuntarios y recurrentes, tenemos un área del 5% en el que trabajar de forma consciente para incorporar nuestros aprendizajes. La forma de hacerlo es:
- Desarrollar un recuerdo activo, no vale con releer aquello que aprendimos, sino que tenemos que poner en práctica el aprendizaje. Por ejemplo, si hemos asistido a un curso sobre las competencias de un líder, tenemos que empezar a practicar una o dos de esas competencias de inmediato y posteriormente incorporaremos el resto de competencias. Durante el proceso refrescaremos la información, tratando que formen parte de nuestros hábitos y así poner nuestra atención en recordar nuevos elementos.
- Dar sentido a la información, hacer que la información recibida se convierta en información relevante, para ello hay que asociarla a experiencias y crea conexiones con otras experiencias.
- Comparte la información con otras personas. Según Edag Dale, solo el 10% de lo que leemos lo retenemos y un 20% de lo que vemos y oímos, pero si nuestro aprendizaje se lo transmitimos a otras personas, somos capaces de retener el 70% de la información. Cuando compartimos con otras personas nuestros conocimientos, se fortalece las conexiones de nuestras neuronas y hace que se establezcan huellas duraderas en la memoria.
Observa los cambios que se producen en el aprendizaje cuando introducimos un repaso:
Fuente. Internet
Una vez vista la gráfica, merece la pena invertir nuestro tiempo en repasar nuestros aprendizajes, para que la “Curva del olvido” se aplane y seamos más eficientes con nuestras formaciones.
¿Cómo aplico yo toda esta información en mis día a día?
A nivel personal, cuando estudio o leo un libro, hago esquemas de cada capítulo y los tengo colgados en la pared de mi espacio de trabajo y allí permanecen una buena temporada. Cada vez que me levanto, los veo y tengo la opción de repasar y crear nuevas conexiones. Esta forma de aprender me lleva a trabajar mi memoria visual e ir un poco más allá de lo que el autor quería mostrar, me da ideas para mis formaciones o conferencias. Llevo trabajando este método desde hace 4 años, cuando se lo escuché a un mentor me llamó la atención y decidí practicarlo, es una de las mejores inversiones de tiempo, y aunque cuesta esfuerzo al principio, merece la pena.
A nivel profesional, tengo una “regla de oro”, maximizar la inversión en formación de mis clientes para que sea lo más productiva posible. Diseño mis formaciones teniendo en cuenta los diferentes canales de comunicación (visual, auditivo, kinestésico o digital), construyo las acciones con “dinámicas de aprendizaje acelerado” para que mis clientes tomen conciencia rápidamente del aprendizaje que necesitan en cada momento, y lo hagan asociado a una emoción que amplifique la intensidad de su recuerdo. Utilizo materiales y dinámicas de lo más variado, para que no solo la escucha esté implicada en el aprendizaje, sino todos sus sentidos. Incorporar el cuerpo al aprendizaje hace que la “intensidad del recuerdo” sea mayor.
Utilizo las metáforas, los cuentos, el storytelling, las visualizaciones, la programación neolingüística… para crear profundos anclajes de aprendizaje que le den sentido al mensaje y minimicen el impacto de la “Curva del olvido”, al tiempo que maximizan “la intensidad del recuerdo”. Siempre les pregunto por sus aprendizajes y la aplicación que tienen para su día a día, porque conecta con lo que es importante para ellos y les da sentido. Llevar a nuestros participantes a planes de acción a corto, medio y largo plazo, es fundamental para que se comprometan con su trasformación y con el aprendizaje que acaban de adquirir.
Nuestro cerebro es como una selva, un aprendizaje es como un machete que abre un nuevo camino. En la selva las plantas crecen rápidamente y cierran los caminos que no se transitan. Si quieres que un aprendizaje se convierta en un hábito, hay que recorrer cada día el camino para crear una profunda huella que el día a día u otros pensamientos no puedan borrar. Recuerda que lo que no se usa se pierde.
Te invito a que cuando planifiques una formación para tu equipo tengas en cuenta la “Curva del olvido” y la “intensidad del recuerdo“, porque de estos dos conceptos va a depender la rentabilidad de los aprendizajes. Enfócate en programas de largo recorrido que buscan maximizar el aprendizaje y no solo en experiencias rápidas sin anclajes al aprendizaje y la transformación.
Te invito a conocer como construyo las formaciones y algunas de mis principales dinámicas.
María Alonso
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